Ando como hormiguita por tu espalda 
ando por la quebrada dulce de la seda 
vengo de las alturas de tus nalgas 
hacia el oro que se derrama y se me enreda. 

Tú te vuelves pidiendo el cielo 
apuntando a la luz con flores 
y como lazarillos son los sabores 
en tu jardín de anhelos.