No te empeñes más
en inventar una razón
para marcharte.
Tienes que saber
que a mí me sobra vanidad
para no dejar
que al alejarte de mi lado,
lleves la impresión
de que tú a mí
me has engañado.
Debo confesar
que ya no tienes para mí
tanta importancia.
Puedo soportar
lo inevitable de un final.
No te empeñes más
en inventar razones.
Hoy por hoy
solamente nos queda decir:
Adiós...